Hace unas semanas, en el trabajo volvió a salir el tema de los hijos. Mi compañera, a la que admiro y le tengo un cariño inmenso, tiene dos. De alguna forma u otra, aunque no queramos, acaba saliendo el tema; lo entiendo, su vida gira en torno a eso, pero la mía no. Estábamos tranquilas, había pocas consultas y su marido se presentó en la clínica con su hijo menor. Hace ya unos 4 meses que nos hemos mudado de local, y él no lo había visto aún. Sin quererlo, volvió a salir el tema, esta vez con él, su marido, que a veces no sé cómo pillarlo ni interpretarlo. Dios, otra vez, a ver cómo salgo de esta.
La conversación no me gustó; aunque intenté disimular todo lo que pude, fue imposible salir de allí. Por favor, que salga otro tema; estoy cansada de justificarme una y otra vez. ¿Por qué no le preguntan nunca a mi compañero sobre esto? ¿Por qué no le meten prisa a él? Tiene treinta y pico ya. ¿Por qué nunca le han preguntado a él si quiere o no tener hijos?
El marido de mi compañera me explicó que tenían unos amigos con cuarenta y pico que nunca habían querido tener hijos, pero que de repente, a esa edad, a ella le había surgido “el instinto maternal” y ahora tienen un bebé. Pues muy bien, la gente cambia de opinión. ¿Por qué nunca se habla de los que han tenido hijos y ahora se han arrepentido y ya no hay vuelta atrás? ¿Por qué los que quieren tener hijos son gente “normal” y los que no queremos somos los “malos de la película”, los egoístas, tenemos un trauma o somos raros? ¿Por qué no se cuestiona a la gente que quiere tenerlos, sin reflexionar, sin explicarle las consecuencias y la realidad de tenerlos? ¿De verdad siempre es todo tan bonito y es lo mejor que os pasa en la vida? No me lo creo.
A estas alturas, suena fuerte, pero le estoy cogiendo asco al tema, a las madres, a los padres, a los niños y hasta a las embarazadas. No creo que la edad tenga algo que ver, porque, siendo mujer, tengas la edad que tengas, tus decisiones se van a cuestionar. Ahora para la sociedad, yo estoy en un momento en que aún soy muy joven y que más adelante me daré cuenta de que al final sí que querré tenerlos. Y seguramente cuando tenga cuarenta y no los haya tenido, la gente me mirará con cara de pena y pensará que me estoy arrepintiendo de la decisión que tomé en mis veinte. No nos salvamos de miradas, de cuestionamientos en torno a cómo queremos vivir nuestra vida.
Me da igual que me expliquen cómo es todo el proceso; puedo decir con certeza que odio todo el proceso en sí: quedarse embarazada, parir, tener un bebé que llora, no empatizar con el instinto maternal. Sé que no son pequeños demonios, que son personas que van a crecer y van a formarse y necesitan educación, respeto y empatía, pero simplemente no me atrae nada la idea de vivir por otra persona. Que otra persona dependa de mí, de que mi vida gire en torno a ella, de perder por completo mi ser, mi personalidad, de que de repente ya no sea Marta, sino “la madre de”.
De que a las mujeres se nos defina solamente por ello, de que si no eres madre no estás completa. Qué casualidad que siempre sale el tema, con mi compañera de trabajo, que es madre, con mi hermana, que es madre, dice que no le quiero dar sobrinos, con mi madre, que obviamente es madre y abuela, pero quiere más, aunque últimamente está asumiendo que va a tener nietos de diferente especie (felina).
¿Por qué la gente no entiende que no queremos la vida que todo el mundo lleva? No me conformo con ser madre y cumplir las expectativas de los demás, no quiero llevar a unos niños al cole cada mañana, ni a extraescolares cada tarde, no quiero hacerme amiga de los papis del cole por obligación, no quiero cuidar de esa manera. No es que no me guste cuidar; me encanta cuidar a las personas que quiero. Es más, mi profesión se basa en cuidar y curar animales, pero tener hijos no es la forma en la que quiero hacerlo. No le voy haciendo ascos a todos los niños que veo por la calle, simplemente no quiero que mi vida sea así. Sé cómo son los niños: difíciles, algunos caprichosos, algunos cariñosos, lloricas, imaginativos, juguetones. Entiendo todo eso y lo respeto, pero no son para mí, y no lo son para muchas mujeres. Las mujeres no somos madres, somos mujeres, somos seres independientes.
Harta de que se nos determine como alguien que debe estar ligado a otra persona: “la mujer de”, “la madre de”, “la hija de”. Soy Marta y solo soy yo, sola, o aunque esté con alguien, aunque sea hija de mis padres, hermana, mujer, amiga o novia. Soy una persona individual y mi personalidad es única; no depende de quien tenga al lado. ¿Soy egoísta? Sí lo soy, no me avergüenza decirlo, quiero mi vida para mí, que para eso es mía y de nadie más.
Un abrazo,
espero verte en la siguiente.
Yo soy madre, no me arrepiento. Pero jamás juzgaré a una mujer que no quiera serlo, porque hay diferentes motivos, uno de los cuáles es que no le apetezca. Y está bien, porque prefiero eso que madres que lo són porque toca 🫂🫂🫂
APLAUSOS. Te saluda otra loca que no quiere reproducirse. Y está en paz con ello.