Las malas rachas habitualmente me duran una o dos semanas como mucho tres, y lo veo lógico, lo he normalizado en mi vida. Es el síndrome premenstrual, es la regla, son los exámenes, es el trabajo, es alguna mala noticia, es que estoy comiendo mal…y un largo etcétera, o ¿Excusas? ¿Realidad? ¿También influye en mi estado de ánimo?
Nunca lo sabré, intento buscar la razón y a veces es simplemente porque sí, soy así, un poco depresiva (sí… un poco, claro). Esta vez ha sido más de un mes en el pozo, retroalimentándome de negatividad, pensado que no sería capaz de salir de esto jamás. Me equivocaba, como siempre, y por suerte. Aunque también pienso que algún día debería acabar este circulo vicioso nocivo. No sé como una ya no está desesperada por salir, lo asume y piensa que cuando acabe esta época desagradable (muuuuuy larga) de su vida, no va a sufrir de nuevo.
No obstante, durante tantos años compartiendo existencia con el pozo, que viene y va, he aprendido a poder salir de él, no cuando quiera, pero ayuda a que el ascenso sea más fácil y llevadero.
Es parte del proceso
A veces pensamos que las malas rachas son algo que debemos evitar a toda costa, pero también pueden ser una oportunidad para crecer. Sé que es difícil aceptarlo (a mí me cuesta mucho) pero nos hacen subsistir. Piénsalo y repítelo, es parte del proceso.
Paciencia contigo misma
Cuando estamos atravesando un mal momento, tendemos a ser muy duras con nosotras mismas. Yo la que más, soy lo más impaciente del universo y me ha tocado vivir la vida con más incertidumbres sobre el futuro que podáis imaginar. Asúmelo, no eres peor por pasar por esto, y si ya lo has hecho, lo volverás a hacer una y mil veces.
Pequeñas alegrías en la rutina
Romantizar sería la palabra, pero le he cogido un poco de manía. A veces, en medio de la tormenta, es fácil olvidarnos de las pequeñas cosas que nos hacen sonreír. Dar mimos a tu gatito, mirar el cielo y pensar que es precioso, saborear una bebida sin pantallas de por medio, el silencio, cerrar los ojos y respirar profundo, mirar hacia la montaña y ver lo preciosa que es la naturaleza, leer tu libro favorito (o un post de tu newsletter de confianza, espero que sea on the way). Estar presente, nota lo que hay a tu alrededor y te sentirás en calma y agradecida.
Amistades, familia y amor
El momento en el que más necesitamos apoyo, es este. Aunque me cueste asimilarlo, es la verdad, y debo parar de encerrarme. Las amistades, la familia, tu pareja (siempre que sean funcionales y nada tóxicas) juegan un papel vital para la superación, que nos escuchen cuando más lo necesitamos es quitarse un peso de encima. Validar lo que sientes con otra persona rompe el aislamiento. A veces solo necesitamos que alguien nos diga “te entiendo”.
Autocuidado
Para mí, el autocuidado abarca muchísimas cosas. Necesario para tu salud mental, física y emocional. Para cada uno pueden ser cosas distintas, pero nos tienen que hacer sentir bien en el momento que las estamos haciendo y sobre todo, después. La ansiedad nos puede hacer sentir que no tenemos fuerzas para cuidar de nosotras mismas. La mayoría de veces no me fuerzo, pero es cuando caigo en bucle, así que a veces toca hacerse la fuerte y tirar hacia delante con pequeñas cosas:
Journalig: escúpelo todo, sácalo, escribe sobre cualquier cosa o llena mil paginas de la libreta contando como te sientes.
Deporte: chicas, la gente tiene razón, hacer deporte es lo más sano del mundo, para la mente y el cuerpo, así que cualquier cosa sirve, yo cuando estoy muy mal salgo a dar un paseo, una caminata (hot girl walk) e intento mirar el paisaje, cuando ya me siento un poco mejor, vuelvo al gimnasio a ser una gymsis.
Música: amiga no te me pongas la playlist de canciones tristes porque así no avanzamos, acompaña tus días con tu grupo favorito, música que te haga sentir bien, revivir una época buena de tu vida, la infancia… El pop de los 2000 y cosas como High School Musical, Camp Rock… ya verás, funciona.
Agenda: o lo que uses para organizarte, igual yo soy una loca de la organización pero tener tu vida un poco controlada… no podéis negar que da paz, aunque sea apunta en tu agenda que tienes que ir a comprar el pan, lo haces, lo tachas de tu lista y eres una persona nueva.
Cuidar tu entorno (y a ti): El ambiente influye. No necesitas un spa, pero lavarte el pelo, cambiar las sábanas, ponerte colonia aunque no salgas, encender una vela y limpiar un poco tu cuarto puede cambiar el mood. Puede parecer algo superficial, y lo es, pero a mí me ayuda.
Comida: A mí esto me influye mucho, puede que a ti no pero, si como bien, después me siento bien, aunque también hay que escuchar a tu cuerpo y si te apetece alguna guarrada pues te la comes. Un plato calentito y casero da consuelo. Y un croissant también. El equilibrio es clave.
Creatividad: Crear te saca del bucle mental. No tiene que quedar bonito, solo tiene que ayudarte a soltar. Mis cosas favoritas son pintar, cocinar, e intentar hacer crochet (no me sale pero seguiremos intentando).
Meditación: cero experta en esto, pero si sientes que ese día vas a colapsar, aunque sea ponte una meditación guidad de 5 minutos y respira profundo.
El autocuidado es personal, cada una lo practica como le va mejor, es evidente que no tienes que hacer todo esto, puedes hacer lo contrario, esto es lo que a mí me funciona, pero si tu no sientes la necesidad de ordenar tu habitación y quieres pasarte la tarde viendo reels porque así te evades de la realidad, adelante, no eres peor por hacerlo, es lo que necesitas.
Creo que no hace falta comentar que el decir “no”, poner límites, aceptar las emociones negativas y ser flexible contigo misma, también es autocuidado.
El ciclo de las estaciones: de la oscuridad a la luz
Las emociones son como estaciones del año: a veces estamos en invierno, pero pronto llegará la primavera. Si te pasa que los días grises te dejan sin energía, con bajón existencial y cero ganas de existir… no estás loca (yo sí porque me pasa todo lo contrario, aunque no puedo negar que un poco de sol sí que alegra). Es ciencia. Por qué:
Menos luz solar = menos serotonina = más tristeza.
El “mal clima” reduce el movimiento y la interacción social.
El cuerpo se estresa con los cambios bruscos de temperatura o presión.
En invierno nos volvemos más introspectivas (y a veces demasiado).
En primavera/verano hay más dopamina, más sol y más motivación.
Pedir ayuda profesional
No soy un buen ejemplo para esto porque he acabado dejando terapia dos veces, pero os animo a buscarla. Porque no siempre es “solo una mala racha”. Porque no tienes que cargar sola con todo. Porque hablar con amigas no reemplaza a una profesional (aunque ayude mucho). Porque a veces no sabes ni por dónde empezar. Porque no hay que esperar a “estar muy mal” para buscar ayuda. Porque mereces estar bien de verdad.
Un abrazo,
espero verte en la siguiente.
Hola, gracias ☺️
Hace unos días una amiga me pidió que tengamos una palabra clave que funcione como pedido de ayuda , como una alarma para saber que una de nosotras necesita de la otra.